Algunas de las familias hoy en día se encuentran inmersas en un sinfín de actividades que impide tener horario establecidos y todo va saliendo como se puede. La convivencia familiar muchas veces está formada por el resto de nuestros tiempos y energía después de un largo día de trabajo.
Hoy en día pocas son las familias que se rigen con el ritmo de la tierra, por la luz del Sol, los cambios de estaciones, o el ciclo de la cosecha. Sin embargo, si reflexionamos un poco nuestra vida se encuentra marcada por ritmos: académicos, laborales, días festivos, circadinos, por mencionar algunos.
Recordemos por un momento que la primer canción de cuna para el bebé es el latido del corazón de la madre que escucha en el vientre, por lo que los primeros meses y años al dormir siempre tratamos de mecerlos, el balanceo es el camino más seguro hacia el sueño, un sendero rítmico de armonía y calma. El sentido de seguridad de los niños se construye con base en estas predictibilidades, el balanceo continúa en los columpios y el ritmo entonces se incorpora al lenguaje, repetición y rimas.
Y es así como empezamos a relacionarnos con el ritmo, tal como pasa con el día a la noche.
Todos los niños dependen de la estructura rítmica del día, la regularidad y la confianza los beneficiará durante toda su infancia pero en especial en los primeros 3 años, etapa en la que se genera el aprendizaje se genera de manera inconsciente.
"Aumentar el ritmo en la vida de tu hogar es una de las cosas más sencillas de simplificar la vida de tus hijos"
Existen varias formas de implementar el ritmo en casa, empezando por crear horarios específicos para dormir, despertar, vestirse, ir a la escuela, desayunar, lavarse los dientes (aquí aparece el sacrificio y el amor) ya que es donde papá y mamá deberían de compartir el momento de los alimentos como sitio sagrado de comunicación, esto crea un enorme lazo afectuoso que puede llegar a ser inquebrantable proporcionando seguridad y confianza.
Al rodear al niño de ritmo, puedes ayudarlo a ordenar la visión física, emocional e intelectual de su entorno, el significado de las cosas se esconde en la repetición, lo hacemos cada día o cada semana porque es importante, ya que esta actividad que realizamos todos juntos nos conecta, nos importa unos a otros,
Una vida ritmica en casa tiene un patrón y un flujo ya que generando ritmos estaremos conectados con las cosas que hacemos juntos, regularidad y constancia con las cosas que hacemos en familia. El ritmo y el ritual son nuestras metas y con ello podemos generar predictibilidad.
Aún cuando creas que tu vida esta llena de actividades y sin tiempo para poner ritmos y seguirlos, ¡te tengo noticias!, es cuando más lo necesitan tus hijos y mayor será el beneficio de colocarlos, ya que el tendrá seguridad y sabrá que esperar y de paso los berrinches disminuirán.
Los beneficios del ritmo son:
los tranquiliza y les da seguridad, los coloca en las raíces de la tierra y como padres nos brinda autoridad de una forma gentil y amorosa, al decir "esto es lo que hacemos" también estamos comunicando "aquí hay orden y seguridad", los ritmos colocan límites y orden de forma gentil y respetuosa.
El ritmo esculpe lo necesario para la disciplina, no imponiendo actividades, simplemente acordando ritmos sanos, así hay menos padres sin necesidad de hablar tanto y con menos esfuerzos en las transiciones.
Los niños adquieren confianza, seguridad y respeto.
En el libro Secret of dicipline (Ronald Moorish) logra de una forma digna y amorosa los pasos que los padres tienen que dar con sus hijos, empieza desde lo más pequeño quédate con ellos, insiste y dale seguimiento.
Los ritmos al ser estables crean confianza, ofreciendo a los niños un sentido de orden.
Aquí un ejemplo:
Olivia y su ritual de belleza
Al llegar la tarde a las 6:00 p.m. para ser exactos Olivia llegará a su casa, en su silla estará esperando que mamá termine de preparar los alimentos balanceados que eligió para comer.
Durante la merienda Mamá y Oly están platicando (con el idioma de Oly) todas las cosas que hizo el día de hoy, hermosa manera de cerrar la tarde.
Al terminar se van a la tina, a un delicioso baño de agua cálida, enseguida al salir de la bañera la está esperando una deliciosa lechita (como ella le ya llama) mientras mamá le pone la pijama, ahora viene el cuento de la noche mismo que ella eligió y que lleva ya varios días escuchándolo, esto no lleva más allá de 10 minutos.
¡Ahora sí! a su habitación, ella sabe que ese lugar es solo para descansar y solo al final pide una historia de mamá, papá o abuela, dulces sueños mi querida Olivia.
Patricia Uribe
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