Mucho se dice que los 2 años es la primera adolescencia, que es el momento de los “terribles 2”, algunos les llega a los 3 y otros incluso a los 4, pero difiero un poco con lo de “terribles” como lo mencionaba en artículo pasado es la etapa de la autonomía marcada por el niño, donde descubre que puede andar sin necesidad de ayuda y que poco a poco puede mencionar todo aquello que piensa; se le llama “terribles” porque es donde el adulto ya no tiene un “control” sobre el niño antes era dulzura y amor porque el adulto dirigía al pequeño sin embargo no tienen porque ser terribles si reconocemos este paso gigante que están haciendo ellos como persona.
Basado en la pedagogía Waldorf el reconocimiento del “yo” no es cualquier cosa, visto desde una forma espiritual es cuando el niño dice
“Soy una persona con manos, pies, puedo moverme, hablar y además me llamo…..”
Esto debe ocurrir entre los 2 y 3 años y aunque suene como terrible créanme al niño que esto no le sucede las consecuencias no son gratas en su desarrollo futuro, ya que será como un alma danzando sin reconocimiento que hasta en el caminar de punta se verá, pero esto es otro tema.
Aquí lo que nos debe quedar claro es que cuando sus hijos se reconocen como personas es cuando le toca al adulto seguir mostrando el mundo, acompañarlo con lo que es bueno para ellos, y sobre todo el adulto va a descubrir los gustos, habilidades, emociones que el niño comenzará a vivir, ahora le toca al adulto, guiar para identificar con nombre la emoción que está sintiendo, para evitar un “ya no llores”, sostener la mano cuando ha conquistado una nueva aventura y no bloquearla con un “te vas a caer”, identificar y dar más de aquellos gustos que el niño comienza a desarrollar.
El niño no es un adulto en miniatura, por eso ellos no tienen memoria a largo plazo, ellos trabajan con algo llamado asociación, al ver una imagen podrán recordar algo vivido que lo relacionarán, por eso tan importante trabajar día a día los sentidosque nutrirán el alma y cuerpo físico del niño generando recuerdos que con un simple olor lo transportarán”.
Todo lo que le rodea lo está formando, la individualidad la está creando con base a lo que observa por eso es tan importante la congruencia entre todos los involucrados en su vida llámese abuelos, escuela, tíos y por su puesto mamá y papá y es por eso que se llaman terribles 2, porque es donde los adultos se confrontan a cómo se educará, qué si y qué no enseñar y cuando no existe congruencia ¡pum!Explota el pequeño con crisis emocionales que lo desbordan o descontrolan porque no sabe a quién hacer caso o que imitar de quien. Todo aquel que tiene una relación directa con la educación del pequeño debe estar en el mismo canal, si se decide no dulces, así será en todos los lugares donde el niño se encuentre, lo mismo será con la hora de dormir, juguetes, canciones, etc. Recuerden que a estas esponjitas el mayor regalo que podemos darles es ritmo y simplicidad, educar a un pequeño es simple si respetamos los tiempos de ellos y reconocemos con un poco de cordura lo que es bueno para ellos. Claro que será retador y desafiante y más si acaba de observar que la abuela hizo aquello que no está permitido, pero recae en los padres ser el adulto que ellos necesitan para así facilitar la crianza.
En un ambiente con ritmo de estructura de tiempos de inhalación y exhalación (ver artículo ritmo o método anti berrinches del blog),el Ser humano aprende a través de otro humano, por simple imitación el ritmo le dará al niño la seguridad del hacer y el auto control de sus necesidades, si los adultos tienen claro el camino y lo siguen el niño no tendrá mayor problema, si algo cambia por mínimo que sea el niño lo reflejará con impulso que lo desbordan: pegar, llantos, gritos, patear, etc. En la medida de lo posible tratemos de mantener congruencia en el hacer, decir, sentir y les aseguro que no pasarán los terribles primeros años.
Ahora reconozco que en los danzares de la vida muchas veces no es fácil marcar un ritmo y existen situaciones que desbordan al adulto que en definitiva afectará al pequeño, cuando esto pase y créeme que lo he vivido, es atender primero al adulto, ¿cómo? Supongamos que sucedió alguna enfermedad, estrés laboral o cambios inesperados que hicieron que a mamá y papá les alterará su sistema, aquí unos consejos:
1. Atiende esa emoción en el adulto primero, ponle un nombre, reconoce lo que te hace sentir, grita, corre, llora, haz lo que sea necesario para sacar la emoción.
2. Comunica con el otro adulto como te estas sintiendo y también canalicen la emoción, cuando se enfrenta es más rápido el desafío.
3. Busquen soluciones, están criando un Ser, este debe ser una prioridad, ya reconocimos y sacamos como nos sentimos, ahora busquen una solución para dañar lo menos posible el ritmo del pequeño.
4. Platiquen con sus hijos, minimizando la historia pero no minimizando el sentir, “esto nos hizo sentir tristes a mamá y papá y por eso puede ser que estemos más enojados que antes, pero eso no quiere decir que te amemos menos” no importa la edad que tenga el niño, ¡expliquen su sentir!, reconozcan que algo cambio en casa y que están haciendo todo por solucionarlo.
5. Si piden ayuda, den a conocer el ritmo del niño para que este no se vea afectado, recuerden la congruencia y repetición da seguridad.
6. Dediquen por lo menos 20 minutos al día de atención plena a sus hijos, no saben como llenan su tanque de amor con este mínimo gesto.
Recuerden la labor es diaria y los desafíos siempre estarán presentes, pero si el adulto se atiende y al niño le damos lo que necesita poco a poco todo toma sentido.
Ivonne
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