El pasado 15 de mayo se celebró el Día del Maestro, está celebración busca honrar la profesión de aquel adulto que guía a las personas en algunos años de su vida, sin embargo a través de la pedagogía Waldorf es necesario no honrar al maestro honrar al niño ya que él es el verdadero maestro que guía el alma del adulto para encontrarse así mismo. Ya que es a través de los niños donde uno observa su reflejo aquellas heridas que aún no sana, su igualdad entre pares, sus opuestos en temperamentos y muchas otras más respuestas de la vida.
El niño es un ser de respeto al cual se toma de la mano y se guía pero para poder formar al niño el adulto debe de conocerse así mismo, trabajar en el a diario y no dar lecciones en vano que de nada servirán, más vale buscar la congruencia de nuestros actos en el sentir, pensar y hacer, que decirle lo que es bueno y malo por hacer, el niño aprende de la imitación de nada le valen las lecciones por ello con su inocencia nos dicen de forma simple Maestra te equivocaste o cuantas veces no he visto los errores que cometo en el día a día cuando uno de mis pequeños está imitando una acción que me hace pausar y reflexionar que he sido demasiado dura, blanda, grosera, fría o pasiva, ellos son nuestro espejo, nuestros grandes maestros.
La pedagogía Waldorf exige al maestro conquistar aquello que va a enseñar, y que tan cierto es yo no puedo enseñar a tejer o pintar sin antes no realizar esa actividad por mí, no puedo enseñar a ser sincero si antes yo me miento a mí misma, en palabras es sencillo en práctica es complejo y mi frase favorita “un día a la vez” visto desde los ojos de los niños un día es una vida entera, por eso Honor a quién Honor merece, los niños los grandes maestros de la vida que saben más de lo que podemos imaginar.
“El niño es el maestro por excelencia en el Colegio Waldorf, pues los maestros están totalmente convencidos de que lo que se encuentra en los alumnos semana tras semana es la manifestación de su espíritu. Está convicción lleva al hecho de afirmar que es el niño el que hace que la escuela exista y que son ellos los que han tomado la decisión de estar ahí. Los demás estamos para apoyar está elección y hacerla fructífera. De está forma ser maestro es una vocación muy exigente, pero de un enorme valor espiritual”. Rudolf Steiner
¡Gracias, por estar aquí y elegir algo mejor!
Comments