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Foto del escritorCasa Ceiba

¿Cómo podemos amar más a nuestros hijos?




Sin duda alguna el ser padres es un regalo maravilloso, te permite ver tu reflejo en ellos y descubrir ventanas de dolor y crecimiento que nos permiten ser o trabajar en convertirnos en mejores personas con el propósito de darles aún más a los pequeños.


La pedagogía Waldorf respeta mucho esta filosofía e incluso es base fundamental ya que identifica que cuando el adulto cambia, sana y transforma el niño mejora. Tomando en cuenta que el primer septenio el ser humano se enfoca en crecer, en tomar todo lo que viene del mundo e ir descifrando aquello que les sirve y lo que no, una base fundamental de esta etapa inicial es el ritmo.


¿A qué le llama ritmo la pedagogía Waldorf?





A la sinfonía de su infancia, al mejor regalo que como adultos podemos ofrecerles, perderemos muchas veces la paciencia, nos cansaremos y habrá batallas interminables pero sin duda alguna el mayor regalo que podemos darles es ser conscientes del ritmo de la vida, respetando el tiempo y espacio para cada actividad, para cada acción vital, deseas que tu hijo tenga buenos cimientos en su vida obséquiale el ritmo ya que este le permitirá disciplinar a su ser.


En los primeros 14 años de vida se está formando su cuerpo físico si este no lo nutrimos carecerá de salud y vitalidad en la vida adulta, establecer un horario adecuado para dormir, comer, jugar, correr, son regalos que le durarán toda la vida. No basta con horarios requieren espacios de esa forma se establecen límites con amor y aprecio a su etapa evolutiva.


Waldorf en la primera infancia va con el ritmo estacional (anual) en donde cada mes se celebra o se reconoce una vivencia y en el día a día reconocemos un grano, un color, un planeta por ello comemos todos los lunes arroz, al igual que trabajamos pintura de esa forma le estamos diciendo al pequeño “hoy es lunes”, de la misma forma se puede establecer ese ritmo en casa, días para salir, para hacer labores de hogar, día para visitar a la abuela, etc. El niño crecerá con estructura pero sobretodo con equilibrio y un objetivo hacia la vida.


¿Qué diferente sería el mundo de hoy si a la mayoría de los jóvenes les hubieran respetado su ritmo?





Y recuerden el ritmo de los pequeños de 0 a 7 años es lento, despacio, progresivo, como si todos los días fueran cortos e iguales pero a la vez diferentes y llenos de logros, alguna vez alguien me dijo


“La infancia es algo que hace los días lentos pero los años rápidos”, basta con que volteemos a ver a nuestros niños todo lo que han conseguido en este año.

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Paloma Blanca

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